Cortesía: Cesar Hernandez.
César Hernández es, en la actualidad, el primer entrenador del club Voley Playa Madrid (SF2). Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, colecciona numerosas titulaciones académicas y deportivas, no solo en voleibol sino también en otros deportes como fisioculturismo y bádminton. Desde 2006 es, además, scout y entrenador asistente de la Selección Absoluta Femenina de España. Ha impartido numerosas clases y ponencias sobre voleibol y el programa Data Volley.
César ha querido compartir su experiencia con otros entrenadores de distintas categorías e incluso con jugadores o aficionados interesados por las rutinas de entrenamientos y partidos de voleibol. Aquí está la primera parte de la entrevista, dedicada enteramente a los momentos de competición. La segunda parte, que publicaré dentro de unos días, trata sobre técnicas y consejos aplicables a los entrenamientos.
Si tenéis dudas sobre lo que así se explica, no dudéis en exponerlas al final del post. César estará encantado de ayudaros, aclarar cuestiones y ampliar información.
¡Que lo disfrutéis!
IG. ¿En qué rotación empiezas los partidos y por qué?
CH. No tengo una rotación constante en la que comenzar. Antes de los partidos analizo cómo suele empezar el equipo al que nos enfrentamos. Una vez conocido esto intento establecer las prioridades de mi equipo en cuanto a los enfrentamientos particulares jugadora a jugadora (recordad que, en voleibol, en cada set tenemos seis "minipartidos" correspondientes a los emparejamientos para cada una de las rotaciones). Así valoro cómo quedarían conformados dichos emparejamientos dependiendo de la rotación en la que empecemos (teniendo siempre en cuenta la posible variabilidad del entrenador contrario). Después determinamos cuál de estas combinaciones nos da mejor resultado.
EJEMPLO PRÁCTICO
Por ejemplo, durante esta temporada hemos hecho ese análisis partido a partido, pero si alguno de los lectores de este blog recurre a las estadísticas verá que hemos salido en la práctica totalidad de los sets con la colocadora en 1 si teníamos saque y en 2 si comenzábamos en recepción. El análisis es claro: si repasan todas las estadísticas del Data Volley publicado en la web de la federación podrán comprobar cuál es la rotación en la que más rendimiento obtenemos. Nuestra colocadora es la mejor sacadora del equipo y, en esa rotación, tenemos una de nuestras mejores líneas de bloqueo.
El orden de rotación va a determinar a qué jugadoras del equipo contrario se enfrentan y a cuáles no. Por ello, es labor del entrenador disponer a las jugadoras en la mejor situación para poder obtener el éxito.
CH. En cuanto a la disposición de los jugadores dentro de mi equipo tengo la filosofía de proteger a mi rey del tablero, que no es otro que el colocador. Esta figura es determinante en el rendimiento final del equipo y, como en el ajedrez, hay que rodear al rey de las mejores piezas.
EJEMPLO PRÁCTICO
Por ello, a la mejor receptora y la mejor central (en cuanto a rendimientos de ataque se refiere) las sitúo siempre al lado de la colocadora. De esta forma garantizo que al menos una de ellas se encuentre en rotaciones delanteras. A esta formación de jugadoras se le denomina "combinación triangular", ya que si unes a estas jugadoras con la opuesta del equipo, siempre sale un triángulo como forma. Invito a los lectores a que jueguen con sus disposiciones a ver si son triangulares.
IG. ¿En qué te basas para corregir o modificar esta rotación inicial?
CH. Para el primer set, como ya he comentado, estudiamos pormenorizadamente la rotación en la que comenzar el partido. Pero según transcurre este nos podemos ver en la necesidad de variar los emparejamientos si se están dando situaciones de desventaja que no teníamos planteadas. Estas pueden deberse a múltiples factores: que el entrenador contrario haya salido en una rotación nueva, que alguna jugadora este obteniendo rendimientos de ataque por enfrentarse a una bloqueadora débil o que algunas de nuestras jugadoras referentes de ataque se esté enfrentando a bloqueos que les superan. Esta situación podemos revertirla en el cambio de set cambiando nuestra rotación, teniendo en cuenta que tendremos que adivinar en qué rotación saldrá el equipo contrario en el siguiente set. Cuando veo que la situación nos va a obligar a un cambio en la disposición, comienzo a pensar en ello antes de que termine el set, ya que tan solo disponemos de tres minutos para determinar el cambio.
EJEMPLO PRÁCTICO:
Ahora bien, ¿cómo hago coincidir a una de nuestras jugadoras con una jugadora concreta del equipo contrario? Imaginad la siguiente situación. El equipo contrario va a salir en rotación 1 (es lo que creo, si el entrenador contrario lo cambia dará al traste con mi estrategia), durante el set, mi opuesta se ha enfrentado a una receptora que la ha superado con sus bloqueos, por lo que quiero cambiar y que se enfrente a la otra receptora. Quiero que se enfrente a la receptora que saldrá en la posición 2, para ello lo que tengo que hacer es situar a mi opuesta en esa misma posición (si quiero que no se enfrente, pues la sitúo en la posición opuesta), de esta forma, tendría que empezar con mi opuesta en 2, lo que determina que mi colocadora empieza en 5.
De nuevo, todo esto, en un minuto y medio, pero, como entrenadores, estamos tomando decisiones que predisponen a nuestro equipo a alcanzar las mejores cotas de rendimiento. Los entrenadores no jugamos, pero muchas de nuestras decisiones influyen en el devenir del partido, por lo que tienen que estar fundamentadas y ser fruto de la reflexión, la experiencia y, en alguno casos, la intuición.
CH. Este es otro de los elementos claves que debemos conocer los entrenadores de nuestras competiciones para determinar en qué rotación comenzar el partido ya que, dependiendo del número de vueltas que demos a las 6 rotaciones del equipo, terminaremos el set con unas jugadoras delante o no. Para cada competición es diferente, y depende en gran medida de la cantidad de veces que un equipo pierda su salida de ataque (primer ataque después de recibir, Complejo 1 ó K1). En alta competición (tanto alto rendimiento como equipos senior, y me atrevería a decir que niveles buenos de categoría juvenil), para partidos igualados se suelen hacer un total de tres vueltas y media a las 6 rotaciones del equipo. En aquellas competiciones en las que tenemos tiempos técnicos suelen coincidir el final de la primera y la segunda vuelta con el primer y y el segundo tiempo técnico, y, de ahí al final, una vuelta y media más.
EJEMPLO PRÁCTICO
Lo importante de esto es que, de ser así, la jugadora que comience en la posición 4 en el inicio del set, será la jugadora que más veces pase por las posiciones delanteras. En mi equipo, nuestro referente de ataque es la opuesta, otra razón más para comenzar en rotación 1. Pero ojo, para aquellos equipos cuyo referente de ataque sea la receptora que sale al lado de la colocadora, su mejor rotación, atendiendo a este criterio, sería la rotación 3. Invito a todos a que reflexionéis sobre esto e investiguéis, en vuestras competiciones, cuántas vueltas se da en un set al sistema de rotación.
IG. Una jugadora de tu equipo está sacando para ganar el partido. El otro equipo pide tiempo muerto. ¿Qué le dirías?
CH. Solemos determinar con precisión el juego que queremos desarrollar. Primero hablo con el cuerpo técnico para conocer la situación: en qué rotación se encuentra el equipo contrario, qué tendencias de ataque ha desarrollado a lo largo del partido, qué receptoras tienen más dificultades, qué tendencia de pase tiene la colocadora… una vez recopilada toda esta información analizamos la situación de nuestro equipo: qué jugadora está al saque y qué tipos de saque domina (zona 1, zona 6, cortos…), qué línea de bloqueo tenemos (con sus puntos fuertes y sus puntos débiles) y qué jugadoras ocupan la segunda línea de defensa (por posibles permutas en sus zonas de actuación). A partir de ahí desarrollo una estrategia de defensa que focalice la actuación de las jugadoras en una situación concreta de juego.
EJEMPLO PRÁCTICO
Por ejemplo, decimos: “sacamos hacia zona 1, intentando que vaya largo por la izquierda, prioridad hacia el 4, nuestro 4 que ayude en el corto por detrás, línea cerrada y defendemos con nuestro sistema en caja".
En algunas ocasiones, y con jugadoras experimentadas, les preguntamos sobre hacia dónde cree que dirigirá el juego la colocadora contraria. Para mí es muy importante focalizarnos en qué tenemos que hacer, y que el equipo juegue en una misma dirección. ¡Y todo esto hay que hacerlo en los 30 segundos!
IG. ¿Y si el tiempo lo has pedido tú?
CH: Si pido el tiempo, hay veces que es porque interesa generar calma, confianza y tranquilidad. Pero en ocasiones estudiamos el bloqueo contrario y nuestras fortalezas en ataque e ideamos una estrategia basada en la combinación. Hablamos sobre incorporaciones de la central para atacar ella o para que haga de “señuelo” hacia una determinada zona para que ataque otra jugadora. Esto quiere decir que la central tiene que entrar en esa dirección pero sabiendo que no va a atacar ella. Por lo que, pase lo que pase, siempre tiene que arrastrar a la central contraria alejándola de nuestra opuesta. Son cosas que tenemos habladas.
EJEMPLO PRÁCTICO
Por ejemplo: “suelen sacar a zona 1 y es un saque que flota y se cae delante, ojo, Virginia y Flavia. Vamos a intentar arrastrar a Andrea hacia el gancho para generar un desequilibrio en la central contraria hacia su derecha y salimos por dos con Moni. Moni: el remate, hacia el interior del campo.”
IG. El doble cambio de colocador/opuesto para ganar altura en el bloqueo o tener un ataque delantero más es bien conocido, pero, ¿por qué harías un doble cambio de receptoras?
CH. Es muy común realizar dobles cambios colocadora/opuesta para poder garantizar tres atacantes delanteras durante nueve pasos de rotación, pero en voleibol femenino, lo que nuestro sentido común nos dice que debería ser efectivo, no resulta tan determinante por lo que para mí es un aspecto clave: la especialización de las centrales. En voleibol femenino, la utilización de zaguero de la opuesta como arma ofensiva no es tan determinante como en los chicos, por lo que, para contrarrestar dicha carencia, surge una variante en el ataque de las centrales con una técnica de ataque a una pierna que no aparece en el voleibol masculino. Esta técnica hace que las dos centrales que participan de inicio en el partido estén especializadas para ataques de diferente técnica. En mi caso, la central que se sitúa al lado de la colocadora (la mejor en sus números de ataque) debe ser una central que se habilite muy bien para atacar por la espalda de la colocadora (aplicando la técnica de ataque a una pierna), mientras que la otra central (o central alejada) debe habilitarse para realizar ataque, fundamentalmente, por delante de la colocadora. Si hacemos el doble cambio colocadora/opuesta, obligamos a las centrales a cambiar su predisposición en ataque, teniéndose que habilitar en zonas de ataque que no son su mejor opción (a parte de poder realizar con ellas combinaciones de ataque mediante cruces que les permitan atacar en sus zonas óptimas).
EJEMPLO PRÁCTICO
Por ello, muchas veces me ha resultado muy interesante hacer el doble cambio pero con las receptoras ya que, para mi, al igual que las centrales, el rol de las receptoras viene determinado por que una de ellas se desarrolle especialmente en ataque (A) y la otra en recepción (a), aunque las dos han de habilitarse bien en los dos aspectos. Por ello, cuando la receptora “minúscula” sube al ataque (rotación 6) nos podemos plantear realizar un doble cambio a/A y A/a, garantizando, de esta forma, 9 pasos de rotación con atacantes fuertes en el 4 y receptoras fuertes en la zona zaguera.
El voleibol es infinito en cuanto a las disposiciones tácticas y posibilidades de cambios. ¡No nos quedemos con lo tradicional y démosle al coco!
IG. Hablemos de la nueva regla de los dos líberos. ¿Cuál es la utilidad del segundo líbero?
CH. La aparición de dos líberos en competición se venía reclamando desde hace tiempo por varios motivos. En primer lugar, porque los equipos hemos entrenado permanentemente con dos líberos, no solo por cubrir la posible lesión del líbero titular, sino para realizar determinados entrenamientos. Hasta que han permitido el uso de dos líberos en competición, los equipos nos hemos “apañado” incluyendo a ese segundo líbero como cuarto receptor del equipo, utilizándolo como refuerzo de recepción en situaciones puntuales (por ejemplo con el doble cambio de receptores anteriormente explicado), pero resultaba poco coherente no tener la posibilidad, durante competiciones de formato internacional que duran diez días, de cambiar al líbero. De ahí surgió la posibilidad de alinear a dos líberos en un mismo partido e irlos cambiando entre ellos. Ahora bien, en la actualidad, se está utilizando la norma para especializar más, aún si cabe, el rol de este jugador, hasta tal punto que los equipos utilizan a uno de los líberos para resolver situaciones de K1 (especializado en recepción) y al otro para resolver situaciones de K2 (especializado en defensa). Comentar que no es lo más habitual, pero que ya nos hemos enfrentado a equipos que utilizan estos sistemas y, desde mi punto de vista, habría que “legislar” para que este tipo de situaciones no pudieran darse en etapas de formación de jugadores.
CH. En voleibol, la acciones que se producen dentro de un partido son de una enorme velocidad y el tiempo que disponemos para “pensar” dentro de las mismas es muy escaso. Por este motivo yo les digo a mis jugadoras que tenemos que “pensar” antes de que el balón se ponga en juego y luego dejar “jugar” al cuerpo con las consignas que le hemos dado anteriormente.
EJEMPLO PRÁCTICO
Para ello me gusta establecer un sistema de comunicación de “palabras clave” que identifiquen sistemas y orienten el pensamiento de una jugadora hacia lo que quiere hacer. Hablar de sistema de defensa como “caja” o “rombo” nos predispone a situarnos en posiciones concretas sin necesidad de más explicaciones o bloqueos “1-2” o “2-1”, o ataques en C. Todo en el equipo está codificado mediante palabras clave. De esta forma, no solo la jugadora se focaliza en la tarea sino que me permite, desde el banquillo, generar comunicaciones sobre elementos muy complejos del juego con unas simples palabras. Animo a todos a descubrir estas claves que nos permiten comunicarnos con velocidad y concreción.
IG. ¿Tienes supersticiones o manías durante los partidos?
CH. Este es un tema muy personal y cada uno lo lleva de una forma determinada, pero en general, intento generar “rutinas”, sobre todo para el día de la competición. ¿A qué hora desayuno y qué como? ¿Qué hago durante el día? ¿Duermo siesta?, ¿Qué hago una vez en el pabellón? ¿Cómo me pongo la ropa? Y mil cosas más, pero cada uno debe desarrollar sus propias estrategias que le ayuden a concentrarse y llegar al momento de la competición en las mejores condiciones posibles. En mi caso mantengo una vida normal hasta la siesta, a partir de ahí mantengo un ritual antes de cada partido (si el partido es en casa y puedo dormir siesta) y procuro vestirme con las mismas ropas que lo hice en el partido anterior si ganamos, y si perdimos, cambio alguna cosa (calcetines, ropa interior, reloj…) hasta el punto de que el año pasado me olvidé el reloj en casa y con él puesto habíamos ganado el partido anterior, por lo que volví a casa a por él para tener todo tal cual lo había tenido en la victoria. Desde el punto de vista de la razón y el sentido común son “tonterías” que nada tienen que ver con el rendimiento, pero todo aquello que nos ayude a focalizar y a generar un sentimiento de “estoy preparado” nos hará ser mejores.
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