¿Alguna vez os ha ocurrido que tras una defensa dos jugadores se quedan mirando y al final el balón cae sin que ninguno lo toque, o que el equipo contrario nos manda un balón fácil y nadie acude a recibir este primer toque, o incluso que el colocador indica una jugada y envía el balón a un compañero que finalmente no acude atacar?
Estas situaciones, y otras muchas similares, si se dan de manera habitual en un equipo, indican un problema de comunicación entre los jugadores.
Las características del voleibol hacen que sea un deporte en el que suceden un gran número de acciones en periodos de tiempo muy cortos. La duración media de las jugadas es de aproximadamente ocho segundos y, en ese tiempo, cada uno de los seis jugadores de cada equipo debe ejecutar una serie de movimientos o golpeos en sincronía con el resto de sus compañeros para lograr el mejor funcionamiento del equipo.
Si tenemos en cuenta que el la cancha de voleibol tiene un tamaño de 18x9m, es decir, 81m2 para cada equipo, observamos que aproximadamente a cada jugador le corresponden 13,5m2. Comparado con otros deportes podríamos considerar que no es mucho pero, debido a las singularidades en el manejo del balón en voleibol, resultan bastante complejos de cubrir. Especialmente en categorías inferiores, el terreno de juego puede resultar “grande” para los deportistas.
Cuando planteamos un sistema de juego para nuestros equipos debemos ser capaces de dar una respuesta a todas la preguntas que puedan surgir. Todo debe estar bien cerrado antes de empezar a competir. Sin embargo, se pueden dar situaciones durante el juego donde se generan dudas y sea necesario una mejor comunicación para culminar la jugada de manera positiva.
La buena comunicación en un equipo debe ser una prioridad. No ya sólo durante el juego en sí, sino durante los tiempos donde el balón no está en juego; y no sólo desde el cuerpo técnico hacia los jugadores, sino entre los propios jugadores. La comunicación debe darse antes, durante y después de los partidos, no sólo en el pabellón de juego sino en los entrenamientos, en el vestuario y en salas de reuniones, etc.
Toda comunicación y reparto de información es importante para el desarrollo de un equipo. Sin embargo en este post nos vamos a centrar tan sólo en la comunicación que tiene lugar directamente en la cancha. Según las facetas del juego en las que nos encontremos podemos encontrar diferentes situaciones donde la comunicación debe ser constante:
- Salida de recepción: Antes de que el equipo contrario realice el saque, el colocador comunique la jugada a seguir mediante señas. Sin embargo, es igualmente importante una comunicación constante entre los receptores para saber quiénes son los encargados de cubrir cada zona del campo. Incluso es conveniente recordar a los centrales, que normalmente no suelen recibir, que presten atención a los balones que puedan tocar la red y caer. Al igual que es parte del juego en equipo “cantar” cuando el saque viene corto o va fuera.
- Situaciones de bloqueo y defensa: Durante el saque de nuestros equipo, el bloqueo debe prestar atención a la posición del colocador rival, atacantes delanteros o la posibilidad de combinaciones. Indicar lo que está ocurriendo desde la recepción, por ejemplo, ante un balón mal recibido puede ayudar a que el equipo rival se encuentre ante un doble o triple bloqueo bien cerrado y, por lo tanto, una situación beneficiosa para nuestra defensa.
- Montaje del ataque: Los jugadores deben mostrar al colocador su predisposición para el ataque y el tipo de balón que pueden atacar (alto o rápido, por ejemplo). Aunque sea el colocador el encargado de diseñar las salidas, serán los atacantes los que deben mostrar si están listos tras la acción de recepción o defensa. Tras una acción defensiva o tras una mala recepción será más importante aún, pues se pueden dar situaciones donde el atacante no se encuentre en buenas condiciones para el ataque y se generen dudas que podrían remediarse con un simple “sí” o “no” por parte de los jugadores.
Pedir el balón, informar de las situaciones en el juego, debe ser una constante dentro de cualquier equipo de voleibol. Todos los balones, aun los que vienen directamente a nuestras manos, deben ser pedidos por el respectivo jugador. Palabras simples, cortas, que indiquen a todos quién es el jugador encargado en tocar el balón. En estos casos dejamos aun lado palabras como “tuya” o el decir el nombre de la persona que tengo al lado, pues puede crear confusiones que terminen con el balón en el suelo.
Una comunicación constante y eficaz entre los miembros de un equipo es clave para el éxito y una parte muy importante del trabajo del entrenador. Un equipo que trabaja durante sus entrenamientos la comunicación de manera fluida, ayudará a que exista una mejor relación y coordinación entre los componentes del equipo.
Con ello mejoraremos en las situaciones donde no queda claro quién coge cada balón o hacia dónde debemos mandarlo. La buena comunicación de nuestro equipo ayudará a que al contrario se le haga un poco más difícil encontrar brechas en nuestro juego. Con lo cual es igualmente importante la comunicación tanto en los tiempos donde el partido está parado como con el balón en juego.
Para mejorar este aspecto con nuestros equipos siempre debemos incidir en cada entrenamiento en que exista esa comunicación constante, acordar los nombres de cada elemento del juego de que nos sea necesario informar y preparar ejercicios que ayude a nuestro equipo a hablar en el terreno de juego.
En cada ejercicio que planteemos podemos obligar a nuestros jugadores a comunicarse, sin embargo hay algunos ejercicios/juegos donde esta labor se hace aun más importante. Nuestra propuesta para hoy como ejercicio de comunicación es un juego de “voley tenis” con algunas variantes.
Formando equipos de entre 2 y 4 jugadores, cada uno con un objeto (en nuestro caso un aro) que todos los componentes del equipo deben sujetar. El juego comienza con un balón fácil del entrenador hacia uno de los campos. El objetivo del equipo es que uno de los jugadores envie el balón al campo contrario tratando de hacer punto. La dificultad reside en que, en el momento del contacto del balón, todos los jugadores menos uno deben estar agarrando el aro, por lo que será importante hablar y pedir el balón antes de cada toque.
Este juego se puede evolucionar añadiendo un mayor número de toques (hasta tres), obligando así a que exista una mayor movilidad y comunicación; ya que el jugador que realiza el contacto, deberá volver a agarrar el aro antes de que su compañero ejecute el siguiente golpeo.
Aquí tienen un vídeo con las diferentes versiones. En este caso jugamos un “rey de la pista”, con campo de ganadores.
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