EL COMPONENTE PSICOLÓGICO DEL SAQUE EN VOLEIBOL


Esta vez no vamos a hablar de ningún aspecto característico de la técnica de saque, sino profundizar un poco en la presión que, a nivel psicológico, puede suponer a la deportista, y la influencia de ésta en la correcta ejecución de dicha acción.
Como ya mencionábamos en un post anterior, el saque es el único momento del juego en el que la deportista puede comenzar la acción reteniendo el balón entre sus manos. En este momento, toda la atención estará centrada en la sacadora, que deberá poner el balón en juego.
En los momentos previos al mismo, desde que la jugadora se dirige hacia la línea de fondo hasta que realiza el golpeo, existen un gran número de factores que van a influir en su pensamiento y que van a condicionar notablemente en la ejecución del saque, como puede ser el tanteo, el nivel de juego del rival, la importancia del encuentro, tener el público a favor o en contra, etc. Estos aspectos, así como algunos otros, son circunstancias que van a afectar a la sacadora, pudiendo llegar a aumentar la presión a la que se verá sometida.
El entrenador, a través del entrenamiento, debe saber ayudar a la deportista a mantener el control de la situación. Para ello, es fundamental conseguir que ésta adquiera confianza suficiente en algún tipo de saque que le permita tener mayor seguridad a la hora de ejecutarlo en circunstancias de mayor presión. Lo que queremos decir es que, incluso en aquellas ocasiones en las que la deportista se encuentre en un periodo de aprendizaje de una nueva técnica de saque más efectiva, como puede ser el paso del saque de abajo al saque de "tenis", o del saque "tenis" al saque en salto; es importante entender que en ciertos momentos de la competición, obligar a una jugadora a correr un riesgo, ejecutando una técnica en la que no tiene confianza, puede aumentar su inseguridad en el caso de no realizarla de manera exitosa, lo que podría resultar a la larga contraproducente.DSC_0053
Los entrenamientos pueden ser el laboratorio ideal para evitar esta problemática, aunque no siempre se dispone de tiempo suficiente para lograr que la deportista se sienta preparada para realizar un determinado tipo de servicio en competición. Por otra parte, hay que ser coherente y razonable con el nivel de las jugadoras con los que se trabaja. Si una deportista no está capacitada para realizar cierto tipo de saque o, simplemente, no se encuentra preparada para ello en un momento determinado en que la presión es superior a la habitual, el entrenador debe ser comprensivo y no generar una mayor tensión en la sacadora. El sentirse obligado a realizar una acción que genera estrés puede hacer que su rendimiento disminuya durante el juego.
De todas maneras, hay que hacer entender a las jugadoras que es normal correr un cierto riesgo durante la competición, lo que puede condicionar también el cometer algunos errores. Lo importante será determinar qué fallos son asumibles y cuáles no y, sobre todo, comprender en qué momentos del juego un error puede ser “aceptable”. Sin embargo, el hecho de que el entrenador permita ciertos fallos de los jugadores durante el partido no significa que no demos importancia al error. Deben existir ciertos límites que ambas partes deben comprender y se deben seguir ciertas normas antes de asumir un determinado riesgo.
Vamos a poner ciertos ejemplos de algunas “normas” que siguen muchos entrenadores en relación al saque. Estas reglas no escritas establecen algunos momentos en los que se considera importante minimizar el riesgo y poner el balón en juego:
  • El primer servicio del partido o del set. Resulta bastante negativo para el equipo cuando la primera acción del encuentro es un error de servicio, ya que todo el mundo se encuentra pendiente de la jugadora al saque para poder comenzar a jugar.
  • Tras una pausa en el partido: ya sea un tiempo muerto, un cambio, una jugada en la que ha habido protestas y se ha reducido el ritmo del encuentro, etc. Estas situaciones, en muchos casos, las provoca el equipo contrario para frenar rachas del rival, por lo que el error de servicio supone facilitar al equipo receptor el superar un momento de dificultad.
  • Tras un error del saque de la jugadora precedente. Encadenar rachas de fallos consecutivos en el saque puede frenar mucho el ritmo del equipo, pues facilitará mucho al rival y creará mayor tensión a las posteriores sacadoras.
  • Tras un punto directo. Es bastante frecuente que la jugadora que consigue realizar un servicio con éxito (sobre todo los más inexpertos), al adquirir más confianza, asuma un riesgo excesivo y cometa un error en el siguiente saque. En estos casos, el equipo rival se encuentra bajo una mayor presión, por lo que el fallo de la sacadora elimina totalmente esa ventaja. Este último ejemplo, de todas maneras, habría que ponerlo en el contexto del partido, así como del nivel de la competición, a la hora de decidir aplicarlo o no.
De manera general, aunque sin convertirlo en una obsesión, es importante que las jugadoras, a medida que tengan más experiencia, comprendan este tipo de normas que ayudarán a mejorar el rendimiento del equipo. El entrenador debe también formar parte de este trabajo, especialmente en iniciación, dando confianza a cada una de las deportistas y animándolos para enfrentarse con éxito a situaciones complejas.
Es importante intentar que aquellas jugadoras que se sientan inseguras en el servicio borren de su mente las imágenes de sus errores o de los elementos que les generen presión. Siempre será mejor que el entrenador, en vez de insinuar o directamente incidir en que no fallen el saque, busque una forma de motivarlos para que se tengan confianza y creen una imagen positiva durante la acción que les ayude a lograr el objetivo de lograr la correcta ejecución.
En relación a esto mismo, cuando el entrenador quiere dar instrucciones a la jugadora previas al servicio, es importante que éstas se realicen en forma positiva. Si la instrucción está dada de manera negativa: “NO falles el saque”, la atención de la jugadora se dirigirá precisamente hacia el error y sus consecuencias. De la misma forma, si damos una orden como “NO saques al líbero”, la sacadora estará pensando precisamente en eso. Si, por el contrario, las indicaciones son en forma positiva “lánzate el balón más alto” (en caso de una jugadora que suele fallar por realizar lanzamientos bajos) o “saca a zona 5”, la atención estará centrada en ese aspecto determinado que, igualmente, favorecerá la ejecución de un mejor servicio, pero sin introducir la imagen del error en la mente de la jugadora.
Para la mejora de la acción, algunos entrenadores utilizan la práctica mental durante sus entrenamientos, es decir una visualización de la técnica mediante la cual podamos llegar a conseguir nuestros objetivos. Ya mencionaremos en futuros post sobre el saque la importancia que tiene la concentración de la jugadora a la hora de entrenarlo para el éxito de la acción y la mejora del gesto técnico. Los modelos de entrenamientos en visualización se comienzan en estados donde la jugadora se encuentre completamente relajado. Este tipo de trabajo puede ser beneficioso debido a las exigencias psicológicas asociadas al saque, pues puede ayudar a controlar el miedo, la ansiedad u otros factores que impliquen tomar una decisión desacertada durante la acción. La jugadora deberá atender a sugerencias verbales, imaginando por ejemplo la situación del saque durante todo el recorrido de la acción hasta la culminación de manera positiva.
Realizar rutinas durante el desarrollo del saque se muestra como una práctica útil para mantener la concentración. Permite centrarse en el desarrollo de la técnica y obviar factores externos que pueden condicionar en el resultado de la acción. Otra cuestión a tener en cuenta, además, es que la  jugadora dispone de de ocho segundos desde el silbido del árbitro para realizar el servicio. Este tiempo es suficiente para establecer una rutina que tranquilice a la sacadora y lo centre en un determinado gesto técnico de calidad, focalizado en la recepción del equipo contrario. Botar el balón un número determinado de veces, controlar la respiración, dar un número determinado de pasos desde la línea de fondo del campo con el balón, etc. son rutinas individuales que podremos ver si nos fijamos en casi cualquier jugadora de élite a la hora de enfrentarse al saque y, por supuesto, sirven para ayudar a la jugadora a realizar la acción de manera concentrada.

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