Lo prometido
es deuda y, con la entrada de hoy, comienzo una serie de capítulos en los que pretendo
explicar cómo elaborar, desde el cuerpo técnico y conjuntamente con la
colocadora y las atacantes, las diferentes estrategias que nos permiten
abordar, con garantías de éxito, la construcción del ataque de nuestro equipo,
fundamentalmente para nuestra fase de K1 (salida de recepción).
Dentro de un partido de voleibol se dan
un sin fin de enfrentamientos “jugadora a jugadora” de los que dependerá, en
gran medida, el éxito o fracaso en el resultado final del mismo. Bajo mi
perspectiva, uno de los “minipartidos” más importantes que se dan es aquel que
enfrenta a la colocadora de un equipo con la central del equipo contrario, a la
hora de decidir sobre la construcción del ataque por parte de la primera. Del
éxito de la colocadora, en ese enfrentamiento particular, dependerá, en gran
medida, la aparición de situaciones de ventaja para sus atacantes frente a las
estructuras de bloqueo planteadas por el equipo rival.
En el post de hoy centraré mi atención
en el estudio de la central contrario, con el fin principal de proporcionar a
mi colocadora información valiosa que nos ayude (siempre en connivencia) a dar
solución a nuestras salidas de ataque para cada una de las situaciones de juego
que se nos planteen a lo largo del partido.
Para ello analizamos a la central
contrario, a través de la visualización en video de partidos previos o en
directo en el partido que estemos jugando, prestando especial atención a tres
elementos: 1) Posición inicial que ocupa en la red, 2) Prioridades de actuación
y 3) Movimientos inconscientes.
La primera
viene definida por la zona que ocupa la central contrario antes de que el balón
le llegue a las manos a nuestra colocadora, en ella discriminamos si la jugadora
se ubica en el centro de la red (justo delante de un posible ataque de primer
tiempo en el corto por delante), ligeramente a su izquierda (frente a un
posible ataque de primer tiempo en el corto por detrás) o ligeramente a su
derecha (frente a un posible ataque de primer tiempo en el gancho).
Estableciendo, así, 3 posibles zonas de posición inicial: Neutra (N), Cerca (C) o Lejos (L).
Con la
segunda intentamos “adivinar” la estrategia de juego que está siguiendo la
jugadora, para cada una de las rotaciones y de las situaciones de juego (frente
a 3 ataques o frente a 2 ataques), y se clasifican en función de si espera la
salida del balón de las manos de la colocadora para acudir a bloquear la zona
de ataque, lo que catalogamos como Bloqueo Lectura (L)
o, si por elcontrario, tiene una tendencia marcada a acudir a bloquear una zona
concreta de ataque, 4, 3 o 2, lo que, para nosotros se traduce en Bloqueo 4 (I-II), Bloqueo a Fuego (F) y Bloqueo 2 (II-I).
Y por
último, y no por ello menos importante, intentamos descubrir movimientos de la
central que haga de una forma inconsciente desde la creencia de que todos
tenemos una tendencia general a movernos mejor hacia un lado que hacia el otro,
diferenciando entre centrales que se mueven con primeros tiempos por delante,
denominándolo Derecha (D) y los que se mueven con primeros
tiempos por detrás, denominándolos Izquierda (I).
Con esta categorización de las acciones
que puede llevar a cabo la central contrario hacemos un registro, rotación a
rotación, utilizando las letras que identifican cada una de las conductas. Así,
por ejemplo, nos puede quedar que, en rotación 1, nos encontremos con N I-II D
(posición incial Neutra, Bloqueo con prioridad en 4, movimiento previo por
delante), L F D (posición inicial en el alma, Bloqueo con prioridad en el
central, movimiento previo por delante), … y todas las combinaciones posibles.
Una vez recopilada toda esta información
empezamos a diseñar nuestra estrategia de ataque, …
…pero eso en el siguiente capítulo.
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