Como continuidad de nuestro último post sobre la enseñanza del voleibol: progresión en el entrenamiento técnica, hoy vamos a hablar de la progresión en el trabajo táctico y la estrategia. Después del suficiente desarrollo de la técnica individual, el siguiente paso sería la introducción de la TÁCTICA. Aquí es cuando el entrenador empieza a construir los diferentes complejos de juego con el objetivo de coordinar a los jugadores del equipo para trabajar con sintonía. El último paso es la ESTRATEGIA, la cual consiste en el uso de los diferentes sistemas tácticos contra un rival específico. Nuevamente os presentamos un cuadro que hemos elaborado en el que ilustramos las fases en las que se van a trabajar los diferentes elementos. Al igual que en el cuadro sobre técnica, vamos a diferenciar tres fases: La fase de introducción es una primera toma de contacto con el elemento correspondiente; la segunda fase, adquisición, es el periodo que se considera más adecuado para desarrollar dicha capacidad; por último, en la fase de dominio es cuando el deportista debe llegar a lograr el control en el aspecto que estamos trabajando. Entre 8-10 años: En esta etapa los sistemas tácticos no existen, pues se trata de una fase de prevoleibol, en la que el objetivo principal es el desarrollo de aspectos motores y, de una manera muy elemental, los fundamentos técnicos. Entre los 10 y 12 años: En esta etapa comienza la competición en campo reducido (normalmente 6x6m) y con un número reducido de jugadores. El entrenamiento en estas edades se centra nuevamente en el aprendizaje de los fundamentos y la técnica y no en la táctica. Entre los 12 y 14 años: La característica fundamental de esta etapa es el paso del campo de 6×6 al 9×9 y el aumento del número de jugadores. Aquí vamos a estar muy condicionados por la introducción de los conceptos de rotación y posición en el campo, que resultan complicados de aprender y entender para muchos jugadores. Por ello, se comienza con un sistema de juego básico (6-6) con cinco recetores en W y sin especialización de los jugadores, evolucionando progresivamente hacia sistemas de nivel básico-intermedio donde se especializa la posición del colocador con un sistema de recepción y defensa donde el jugador en posición 6 se atrasa. Entre 14 y 16 años: En esta fase se consolida la táctica básica y las reglas que conciernen a las posiciones en el campo. Se empieza a trabajar con sistemas de juego más complejos con un mayor número de especialistas (generalmente colocador y central) y el número de receptores empieza a disminuir de 5 a 4. Se mejora el sistema de bloqueo con dos jugadores, trabajándose junto a la defensa. Entre 16 y 18 años: Las tácticas cada vez son más complejas y el número de especialistas en el campo aumenta al tiempo que sigue disminuyendo el número de receptores. La táctica y estrategia ante la competición comienzan a tener un papel importante en los entrenamientos. Los sistemas ofensivos y defensivos adquieren gran cantidad de variantes gracias al juego rápido y la introducción de los jugadores zagueros. Y con esto terminamos esta serie de entradas sobre la progresión en el entrenamiento. Esperamos que os hayan resultado interesantes y que os faciliten el trabajo de planificación. Recordad que este contenido es sólo orientativo, pues hay que atender a las características tanto de cada individuo como de cada grupo y que no siempre se van a cumplir estas edades. Por ello, siempre recomendamos que observéis bien a vuestros jugadores y que no apliquéis la teoría sin aseguraros que se ajuste a vuestros equipos.OSICIONAMIENTO PREVIO AL CONTACTO
Últimamente nos estamos centrando mucho en los aspectos físicos y cómo influencian a los distintos elementos técnicos. En la entrada de hoy queremos seguir trabajando sobre esta misma línea, hablando de la movilidad y velocidad de piernas en los desplazamientos previos a la recepción.
La recepción, como primer contacto del equipo tras el saque rival, pretende controlar el balón procedente del campo contrario de manera que el equipo pueda construir una jugada de ataque en la mejores condiciones posibles. La técnica más utilizada es la de antebrazos, por lo que centraremos en esta acción la entrada del blog de hoy.
Una buena lectura e interpretación de la trayectoria del saque además de velocidad de piernas para alcanzar la posición en el momento adecuado son determinantes para lograr el objetivo deseado. Por lo tanto, mejorar la movilidad y la agilidad en los movimientos de ajuste (los desplazamientos previos al contacto) será fundamental.
Fases para una buena recepción:
Previo al saque:
Los receptores deben permanecer con una actitud de alerta, preparados para una reacción lo más rápida posible. El peso corporal desplazado hacia las puntas de los pies para permitir iniciar los movimientos lo más rápido posible.
Visualización del sacador:
El receptor debe orientar correctamente sus pies y hombros en función de la ubicación del jugador al saque, sin perder nunca de vista el balón, para percibir la trayectoria del saque, reaccionar y desplazarse con pasos amplios y rápidos hacia el balón y poder adoptar una posición corporal adecuada que evite contactar en movimiento.
Contacto con el balón:
Tras el desplazamiento, ya en la posición correcta para el golpeo, el jugador se prepara para la acción y orienta la línea de los hombros hacia el lugar donde pretende dirigir el pase.
El contacto se realiza de forma dirigida; tocando el balón con la parte interna de los antebrazos con una buena extensión de codos y siguiendo el balón hacia el objetivo tanto con el peso corporal como con la mirada en una correcta acción de las piernas. El jugador debe siempre evitar realizar movimientos bruscos con los brazos.
Las conclusiones que sacamos tras este pequeño resumen sobre la recepción del saque es la importancia de los desplazamientos y lectura del vuelo del balón a la hora de realizar una recepción exitosa. A pesar de que el balón es dirigido por los brazos, uno de los principales aspectos a trabajar son, sin embargo, los movimientos de piernas.
En este post queremos plantear diferentes ejercicios que nos pueden llevar a evolucionar hacia ejercicios más complejos sobre la recepción del saque. En ellos prestamos especial atención en los movimientos de ajuste de posición, pero también de lectura de trayectorias.
Ejercicios:
Movimientos de ajustes con aros:
Marcando las movimientos de ajustes con aros en el suelo y ayudándonos de tantos lanzadores/sacadores como posiciones, el jugador parte desde una situación defensiva baja y realiza diferentes desplazamientos de la manera más rápida posible pero siempre manteniendo su posición orientada correctamente con pies y hombros en función de la ubicación del jugador desde dónde proviene el balón.
En nuestra propuesta realizamos tres variantes: movimientos con pasos de ajustes cortos; desplazamientos laterales a izquierda y derecha; y, por último, movimientos hacia delante y hacia atrás.
Saques y pasar el balón por debajo de las piernas:
Realizando saques desde uno de los campos y con un receptor trabajando y jugadores en espera tras el mismo. Los jugadores, en lugar de recibir, dejan pasar el balón bajo sus piernas en una posición buscando simular una posible recepción del balón. En una posible evolución, el jugador en espera marca al jugador en recepción si recibe el balón o lo deja pasar bajo sus piernas.
Proponemos este ejercicio como trabajo de lectura de trayectorias y posicionamiento con respecto al sacador y hacia el contacto en la recepción.
Recepción con ajustes laterales:
Los jugadores en recepción parten sobre una marca en el campo señalada nuevamente por dos aros; los sacadores tienen la instrucción de realizar saques sobre la línea. Tras visualizar la trayectoria del balón, los jugadores realizan pasos de ajuste laterales para colocarse en una posición óptima con respecto al saque y dirigir el balón hacia el jugador objetivo.
En esta última propuesta de ejercicio sumamos los trabajos realizados en el primer y segundo ejercicio, culminando nuestra evolución para un trabajo de ajustes en recepción.
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